En época de bolsillos flacos, la necesidad de las familias de financiar sus gastos requiere saber los costos de apelar a la tarjeta o un préstamo personal
La incertidumbre causada
por la pandemia, la crisis económica y la falta de una dirección clara en lo
político en el marco de un año electoral, son un combo complejo de situaciones
que genera que muchos argentinos prefieran "esperar y ver" qué
sucede en los próximos meses, antes de decidir endeudarse para realizar alguna
compra.
Algo que se refleja en
las estadísticas, donde los individuos no están demasiado predispuestos a
aumentar su endeudamiento para financiar consumos.
Al respecto, tanto el
stock de préstamos personales como el de tarjetas de créditos, medido en saldos
reales, reflejan descensos que, en cierta forma, confirman este razonamiento,
detalla Andrés Méndez de AMF Economía.
Uno de los interrogantes ante
este comportamiento, es si resulta costoso tomar deuda para el
potencial tomador.
El stock de préstamos para consumo por tarjeta de crédito sufrió un mayor bajón respecto al de los personales bancarios.
La respuesta de los
expertos indica que la razón no está tan vinculada con los costos, debido a que
las tasas de interés se mantienen dentro de todo estables desde hace
varios meses.
"Más allá del costo
financiero que incorpore el crédito, el tomador tiene en cuenta diversos
factores como su situación personal, el valor de la cuota o
del pago mínimo (en el caso de una tarjeta de crédito) y,
naturalmente, la necesidad del bien o servicio que lo conduce a
endeudarse",
resume Méndez.
Y agrega que, en cuanto
a las expectativas, las noticias "son
malas", ya que actualmente "los consumidores tienen una visión de
los próximos 12 meses más pesimista que la que advertían hace un año
atrás, en plena pandemia, para un período similar. Es más, durante abril pasado
redujeron la calidad del indicador de situación personal que releva la Universidad
Di Tella (UTDT)".
Frente a esta
situación, este economista señala que la evolución de las curvas sobre la
evolución del stock de préstamos personales y de la deuda con tarjetas es
compatible con una "visión
conservadora" de la capacidad de pago, que es necesaria para afrontar
una toma de endeudamiento.
En particular, se
destaca que entre abril y mayo se aprecia un descenso más intenso en el
financiamiento vía las tarjetas de crédito, mientras se produce una
estabilización en los préstamos personales.
"Esta conducta
puede estar relacionada con el esfuerzo inicial que implica financiarse
con la tarjeta que, al fin y al cabo, agota en diez períodos el proceso de
amortización del consumo realizado", afirma Méndez.
Cuotas
diferentes
A la hora de evaluar el
costo de las cuotas de las distintas formas de financiamiento, puede llegarse a
una conclusión sobre el sistema más accesible para los argentinos que
necesiten endeudarse.
En el gráfico siguiente
se ha equiparado la convivencia entre dos líneas de préstamos personales
y un financiamiento a través del pago mínimo de la tarjeta de créditos.
"Puede advertirse
que el esfuerzo inicial es mayor para el caso de la tarjeta aunque,
con el correr de los períodos (en el tercero para el préstamo personal estándar
y en el quinto para el premium), el plástico ´consume´ menos ingresos", resume Méndez.
Los montos de las cuotas a pagar por los préstamos personales comienzan siendo más bajos que los de financiarse con tarjeta de crédito.
La Tasa Nominal
Anual (TNA) de las tarjetas es de 43%, en tanto que los
tomadores de créditos personales abonan 44% o menos si son clientes
Premium y 54% si se trata de un tomador promedio, según el porcentual
que arroja la estadística del Banco Central.
"Ahora bien,
la ventaja del préstamo personal frente a la tarjeta, es la
de extender los plazos del crédito, situación que, en términos
financieros, torna aún más ventajosa el compromiso inicial", subraya
Méndez.
Por ejemplo, un cliente
Premium a 36 meses y a una TNA de 44%, para un préstamo de
$100.000, comenzará abonando una cuota de alrededor de $4.500 mensuales,
que tenderá a declinar suavemente en el transcurso del plazo del crédito. En
tanto, para un cliente estándar, el monto inicial a pagar se ubicará en $6.487,
pero para hacerlo con tarjeta salta a casi de $14.300, de acuerdo a
cálculos de AMF Economía.
Los pagos iniciales de los préstamos personales a 36 meses son sensiblemente más bajos que los que solicitan las tarjetas de crédito.
Préstamos
personales, los preferidos
Del esquema expuesto,
se deduce que quien acude a un préstamo personal Premium a 36 meses
abona una cuota inicial de sólo 30% de lo que representa el pago
mínimo de una tarjeta.
"Una diferencia que
puede convencer a más de uno", resume Méndez.
Para concluir que
el financiamiento con tarjeta "goza de una tasa de interés
más reducida, pero paralelamente genera compromisos que pueden ´sofocar´ más de
un presupuesto", sentencia.
Por eso, sostiene que,
inversamente, la cuota de un préstamo personal brinda "mayor aire" gracias
a los plazos más extendidos de financiamiento, "lo que contribuye a
reducir la cuota del crédito".
"En entornos
inflacionarios como el actual, los créditos personales garantizan a
mediano y largo plazo que el esfuerzo, en términos de ingresos, se
reducirá con el correr del tiempo, aunque las expectativas auguren
algunos nubarrones, según las expectativas de los consumidores", finaliza Méndez.-
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